Existe la preocupación de que los cambios en el código de construcción de Columbia Británica para dar cabida a personas con discapacidades aumenten los gastos tanto para los constructores como para los compradores.
A partir del próximo mes de marzo en BC, todos los grandes edificios nuevos de condominios y departamentos requerirán suites 100 por ciento adaptables y las suites del primer piso en edificios de departamentos más pequeños deberán adaptarse fácilmente para que cualquier persona con discapacidad pueda vivir en ellos.
Los desarrolladores dicen que esto podría agregar decenas de miles de dólares al costo de las casas nuevas porque todas requerirán habitaciones más grandes, enchufes más bajos y varios cambios en los baños.
También podría retrasar las nuevas construcciones.
“Actualmente, tenemos como firma y arquitectos miles de unidades en diseño que deberían construirse en los próximos años”, dijo a Global News Alan Boniface de Boniface Oleksiuk Politano Architects.
“Estos ya están retrasados debido a los costos de construcción, la inflación y las tasas de interés. Si sumamos este costo adicional al costo de las unidades, terminamos con la posibilidad de un mayor retraso en la creación de nuevas unidades de vivienda en el Gran Vancouver”.
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Sin embargo, el Ministro de Vivienda de Columbia Británica, Ravi Kahlon, dijo que los cambios no son tan costosos como se sospechaba anteriormente y que el gobierno está trabajando con los promotores para abordar sus preocupaciones.
“Sabemos que el costo de modernizar una unidad es más caro después que cuando se construye inicialmente el edificio, y es por eso que debemos avanzar en esta dirección, pero debemos hacerlo todos juntos”, dijo.
Tom Davidoff, profesor asociado de negocios en la Universidad de Columbia Británica, dijo a Global News que si la accesibilidad para todos no es obligatoria, es ciertamente posible que los constructores casi no proporcionen unidades accesibles.
“Y eso haría la vida muy difícil para las personas que necesitan adaptaciones especiales”, dijo.
“Si se necesitan espacios más grandes, no hay duda de que habrá menos o serán más caros.
“Ahora a la mayoría de la gente le gusta un espacio más grande, ¿crees que estarían dispuestos a pagar algo por ello? Llegar al 100 por ciento de las unidades con estas características de accesibilidad ciertamente puede significar que se construyan menos unidades y, por lo tanto, la vivienda sea más cara. Esa es una posibilidad. Pero, una vez más, existe la desventaja de que queremos que las personas con discapacidades reciban un mejor servicio que el que reciben actualmente”.
Davidoff dijo que las ciudades o la provincia podrían ofrecer algún apoyo a los inquilinos, compradores o desarrolladores a cambio de este requisito para que el mercado inmobiliario satisfaga las necesidades de las personas que necesitan estas adaptaciones.
“Será interesante ver si realmente hay sacrificios significativos en términos de asequibilidad para las personas sin discapacidades”, añadió.
“Es difícil imaginar que esto no sea un beneficio para las personas con discapacidades”.
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