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El otro día escuché a un portugués que se mudó desde Cascais, en el área metropolitana de Lisboa, a Dornes, un pequeño pueblo a orillas del río Zêzere, en el centro del país: “Hay momentos en vida cuando, de repente, reconocemos nuestro propósito, la necesidad de nuestra alma! Cuando llegué aquí, sentí que este era mi lugar y que aquí despertaría conciencias.”
El lugar mencionado por João era un terreno con una edificación en ruinas, hoy un hermoso alojamiento integrado en la naturaleza. João Dinis asesoró a grandes empresas y dirigió su propio restaurante en Cascais.
Hoy en día, es un empresario en el sector turístico y se gana la vida con el trabajo manual en la propiedad, donde los huéspedes comen lo que él pesca o crea en los terrenos del hotel. Lo que él llama “despertar de la conciencia” es reconocer la vida como una extensión de lo que ofrece la naturaleza y que debemos estar conectados a ella.
He conocido a mucha gente con opciones similares. Personas que eligieron un camino hacia el interior de los lugares y de sí mismos.
Quizás hice algo parecido cuando dejé una gran empresa como Globo, donde trabajé durante más de 20 años, para vivir en Lisboa, una ciudad mucho más tranquila que Río de Janeiro, donde pasé la mayor parte de mi vida. Sí, aquí mis días se volvieron más tranquilos y me convertí en dueño de mi tiempo. Cuando superamos unas pocas décadas en la vida, nos damos cuenta de que no hay mayor activo que este.
Afortunadamente, Portugal todavía nos ofrece innumerables rincones, donde tenemos la impresión de que las horas no pasan tan rápido o incluso de que estamos en otra época. Entonces, si eres turista o recién llegado a la “patria”, quédate aquí conmigo unos minutos. Podrían inspirar tu próxima salida o, quién sabe, ¡un cambio de vida!
La belleza del interior va mucho más allá de los monasterios, ciudades amuralladas y santuarios ya conocidos por los viajeros. Te garantizo que vale la pena explorar algunas regiones del país, donde hay lugares que nos hacen olvidar el paso del tiempo.
¿Alguna vez has oído hablar de Schist Villages?
Descubrí la Serra da Lousã antes de vivir en Portugal y quedé encantado con el paisaje de montañas y veletas (Portugal está entre los países de Europa que más invierten en energía eólica: más del 25% del consumo energético del país proviene de la fuerza de los vientos) y con los pueblos de casas construidas con esquisto, un tipo de roca que nos traslada a aquellos escenarios de cuento, de una época que ya no existe.
Me alojé en una de estas casas, en Aldeia do Talasnal. Precioso, y donde comí el mejor cabrito aquí en Portugal. Merece la pena visitar el restaurante Ti Lena, dentro del pueblo, para degustar la comida y la hospitalidad de la familia que regenta la casa.
Visitar los Pueblos de Esquisto es una experiencia que recomiendo, ya sea para disfrutar de los días fríos, con una chimenea y un buen vino, o para refrescar el alma en los calurosos días de verano en las numerosas pozas fluviales que ofrece esta región.
Por eso, tengo que mencionar aquí Fragas de São Simão, donde, además de baños de aguas cristalinas entre las rocas, es posible seguir un sendero de menos de 1 km hasta el pequeño pueblo Casal de São Simão. de una sola calle y casa bien conservada. Este pueblo está atendido por un grupo de gente de la ciudad, que ocasionalmente se reúnen allí para disfrutar de su tiempo.
¡Esquisto, bosque y agua! Esta combinación caracteriza y diferencia a estos pueblos. Son veintisiete en total y están repartidos en cuatro territorios del centro del país: Serras da Lousã y Açor, Zêzere y Tejo-Ocreza.
Lugares donde comunidad y preservación van de la mano. La mayoría de estos pueblos han sufrido mucho por el abandono en el último siglo. Residentes que no pudieron resistir las adversidades de una vida aislada cerca de las montañas.
Pero llegaron nuevos habitantes y, tras un importante proyecto de revitalización, los Pueblos de Esquisto renacieron con turismo y gente que redescubrió la vida en el interior. Así que disfruta de la tranquilidad en estos pequeños monumentos de la antigua arquitectura popular.
Desde Serra da Lousã puedes dar un paseo hasta la vecina Serra do Açor y descubrir el histórico pueblo de Piódão y, junto a él, la playa fluvial de Foz d’Égua. Te garantizo que no te arrepentirás.
Portugal es como una caja de música. Lo abrimos, nos enamoramos y escuchamos despacio…
