Las clases están por comenzar y el infierno está por reanudarse. Cualquiera que trabaje en la zona conoce los efectos que las escuelas tienen en los sistemas de transporte, especialmente cuando dependen enormemente del transporte privado en automóvil. Cualquiera que camine entre el tráfico, incluso si no tiene el conocimiento técnico para comprender todas las implicaciones y complejidades involucradas, siente estos efectos.
Estamos ante un problema de transporte, fruto de una falta de planificación, relacionada con la forma en que utilizamos, vivimos y nos movemos por el territorio. Entonces, ¿por qué el tráfico es mucho peor debido a las escuelas? Sencillo, porque tenemos más viajes, en múltiples direcciones, puntos de concentración espacial y temporal, un efecto multiplicador, que muchas veces se produce de forma altamente ineficiente, por muy bueno que sea el sistema existente.
Hay zonas marcadamente residenciales, pero rara vez hay escuelas cerca de estas zonas. Por otro lado, aunque haya escuelas cercanas, existe la posibilidad de que los padres puedan elegir otras, independientemente de si son eficientes o sostenibles. La falta de escuelas que atiendan a territorios cercanos y la posibilidad de llevar a niños y jóvenes en vehículos privados a cualquier lugar limitan la planificación del sistema de transporte. Si el transporte público cubriera todo el territorio, con oferta, calidad y seguridad, podríamos minimizar el problema. Pero, ante la falta de inversión y uso, es igualmente inviable aprovechar su potencial de escala.
No estamos condenados. Podemos revertir esto. En la realidad portuguesa, teniendo en cuenta las competencias y delimitaciones administrativas, son los municipios los que pueden actuar, directamente o a través de regiones metropolitanas o comunidades intermunicipales. Es necesario pensar en varias escalas, lo que no siempre es fácil porque puede no coincidir con los límites del mandato político. Desde la escuela que puede y debe dar servicio a un barrio o parroquia, minimizando desplazamientos y distancias, permitiendo alternativas fluidas como el acceso peatonal y en bicicleta, complementadas con el uso compartido del vehículo y la creación de circuitos de transporte público que atiendan a varias escuelas y sus territorios de influencia. Si ya existen escuelas, tiene sentido densificar las zonas de vivienda en estos lugares, además de proporcionar a las escuelas más habilidades para apoyar a las familias con el fin de minimizar y simplificar el transporte.
Para implementar estas y otras soluciones es necesario planificar, simular escenarios, involucrar a entidades que puedan contribuir a un mejor sistema y experiencia de transporte en los territorios, involucrar a los padres de familia y al resto de la comunidad escolar. También hay una parte pedagógica importante involucrada en las responsabilidades públicas y privadas. Una solución serán los enfoques de planificación colaborativa, incluidas dinámicas de simulación y juegos serios.
