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“No más machos alfa diciéndoles a las mujeres qué hacer”, dice empresaria

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Con la empresaria cearense Rijarda Aristóteles no pasa ningún mal momento. Mucho menos espacio para el victimismo por parte de las mujeres y la misoginia por parte de los machos alfa que se creen una raza superior. Fundadora y presidenta del Clube das Mulheres de Negócios en Portugal, reunió a 300 empresarias, todas de más de 40 años, repartidas por varias partes del mundo y que crearon una red a través de la cual comercializan lo que producen, como jugos, cachaças, ropa, alimentación, muebles, así como una variedad de servicios. “Nuestro lenguaje es uno: hacer negocios. Y esto lo han entendido tan bien los participantes del grupo que sus empresas han dado pasos importantes en términos de ingresos y sostenibilidad”, afirma.

Fue necesario un largo camino para que el club se consolidara. “Al principio reunimos a mujeres, la mayoría brasileñas, que estaban en Portugal en la academia, estudiando maestría y doctorado. Y me asusté. Eran mujeres que en sus países habían alcanzado puestos importantes en sus profesiones, pero en Portugal aceptaban, como mucho, papeles secundarios”, afirma Rijarda. Molesta, decidió cambiar el juego. “Se habló mucho de aumentar la autoestima. A todos se les animó a crear redes de relaciones y buscar oportunidades que realmente les convinieran”, afirma.

Los resultados, considera Rijarda, fueron muy buenos. Pero era necesario transformar esa unión de mujeres en algo que reportara beneficios económicos. “Estamos hablando de gente muy cualificada”, refuerza. Como en todo proceso, hubo una selección natural del grupo, que terminó migrando mucho al área empresarial. Poco antes de la pandemia del nuevo coronavirus, la empresaria decidió poner fin a la sociedad. “Estaba cansada de enseñar en dos universidades”, dice. “Sin embargo, con la pandemia pensé: las mujeres serán las más perjudicadas aislamientodebido a la paralización de la economía. No sólo mantuve el grupo, sino que hubo una transformación en su perfil, que pasó a ser mucho más empresarial”, añade.

Entonces, el Club de mujeres empresarias de lengua portuguesacon la misión de unir a empresarias de habla portuguesa en todas partes del planeta. “Cuatro años después, estamos presentes en 18 países, como Brasil, Angola, Mozambique, Canadá, Italia y Francia. Son mujeres que hacen negocios entre ellas, sin intermediarios”, destaca la cearense. “Nuestra misión ahora es transformar el portugués en un idioma de negocios internacional. En Brasil tenemos mujeres emprendedoras extraordinarias, con empresas que funcionan muy bien, pero que no pueden internacionalizar sus negocios porque no hablan otro idioma. A través del club, en ambos extremos del negocio, siempre hay alguien que habla portugués, independientemente de dónde se encuentre”, enfatiza.

Todos ganan

Para Rijarda, el club es sólo un instrumento para que las mujeres rompan las barreras del machismo que imperan en el mundo empresarial. “Este modelo de macho alfa ya ha demostrado que no tiene futuro. Ya basta de que nos digan lo que tenemos que hacer. 10 mil años nos han metido en un parque para ser simplemente seres reproductivos. Tenemos mucho más que aportar a la sociedad. Cualquier cambio para mejorar pasará por nosotras, las mujeres”, señala.

Ella cree que este movimiento no tiene vuelta atrás, ya que se basa en el conocimiento. “Hoy en día, las mujeres estudian más, se gradúan más, obtienen maestrías y doctorados y tienen dinero para pagar sus decisiones. Al final, todos se benefician del protagonismo de las mujeres”, añade.

Según la empresaria, la mayoría de los socios del club están en Brasil y Portugal. “Pero tenemos una representación muy fuerte en México, Canadá, Reino Unido y Francia”, afirma. Señala que, antes de esta unión, estaba claro que las mujeres no tenían mucha experiencia en el mundo empresarial. “Después del club, no sólo ampliaron operaciones en sus países de origen, sino que también llevaron sus productos y servicios a otras localidades. Fue una revolución”, comenta. Hay empresarias del área de tecnologías de la información, inmobiliario, energías renovables, sistema financiero, sector salud. “Estamos en todos los segmentos. El machismo ya no nos intimida”, subraya.

Esta unión también fue importante, en opinión de la presidenta del Club de Mujeres Empresarias, para romper prejuicios, especialmente en relación a las mujeres brasileñas. “A través de nuestro trabajo logramos desmitificar muchas cosas. No sólo. Demostramos que, cuando se supera el victimismo, todos pueden construir negocios juntos. Todo empezó con una frase que utilicé mucho: la primera libertad de una mujer es la libertad financiera”, dice. Para incrementar las actividades del club, se realizaron alianzas con embajadas, asociaciones empresariales y el Comunidad de Países de Habla Portuguesa (CPLP).

Rijarda recuerda que, entre las estrategias del club, está la celebración de seminarios anuales, que se transforman en centros de negocios. En el evento de 2023, realizado en Ceará, el 90% de los participantes cerraron alianzas y el 33% realizaron ventas efectivas. Este año, en el encuentro de Portugal, el 45% de las empresarias firmaron acuerdos y el 58% registraron ventas. El año próximo, el encuentro está previsto en São Paulo, del 12 al 13 de marzo. “Además: creamos un centro operativo en Lisboa que las empresarias de todo el mundo pueden transformar en una oficina para hacer negocios. Con nosotros ninguna empresaria se extravía”, afirma.



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