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LONDRES – Los votantes británicos elegirán un nuevo gobierno el jueves en una elección parlamentaria que se espera que lleve al Partido Laborista al poder en un contexto sombrío de malestar económico, creciente desconfianza en las instituciones y un tejido social deshilachado.
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Un electorado hastiado está emitiendo su veredicto sobre el Partido Conservador del primer ministro Rishi Sunak, que ha estado en el poder desde 2010. Las urnas se abrieron en 40.000 colegios electorales en una amplia variedad de lugares, incluidos salones de iglesias, una lavandería y un crematorio.
Cientos de comunidades están atrapadas en reñidas contiendas en las que las lealtades partidistas tradicionales quedan en segundo lugar frente a preocupaciones más inmediatas sobre la economía, la infraestructura en ruinas y el Servicio Nacional de Salud.
En Henley-on-Thames, a unas 40 millas (65 kilómetros) al oeste de Londres, votantes como Patricia Mulcahy, quien está jubilada, sintieron que la nación estaba buscando algo diferente. La comunidad, que normalmente vota a los conservadores, puede cambiar de opinión esta vez.
Tu sol de mediodía
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“La generación más joven está mucho más interesada en el cambio”, afirmó Mulcahy. “Entonces creo que pase lo que pase en Henley, en el país, habrá un gran cambio. Pero quienquiera que entre, tendrá un gran trabajo por delante. No va a ser fácil”.
Sunak hizo el corto viaje desde su casa para votar en Kirby Sigston Village Hall en su distrito electoral de Richmond. Llegó con su esposa, Akshata Murty, y caminaron de la mano hasta el ayuntamiento del pueblo, que está rodeado de campos ondulados.
El Partido Laborista de centro izquierda, liderado por Keir Starmer, ha tenido una ventaja constante y significativa en las encuestas de opinión durante meses, pero sus líderes han advertido que no deben dar por sentado el resultado de las elecciones, preocupados de que sus partidarios se queden en casa.
“Cambiar. Hoy puedes votar por ello”, escribió el jueves en la plataforma de redes sociales X.
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Un par de horas después de publicar ese mensaje, Starmer caminó de la mano de su esposa, Victoria, a un lugar de votación en la sección Kentish Town de Londres para emitir su voto. Salió por una puerta trasera fuera de la vista de una multitud de residentes y periodistas que se habían reunido.
Los conservadores han reconocido que el Partido Laborista parece encaminarse a la victoria e instaron a los votantes a no darle al partido una “supermayoría”.
En los últimos días de campaña, Sunak insistió en que “el resultado de esta elección no es una conclusión inevitable”.
Pero en un mensaje a los votantes el miércoles, Sunak dijo que “si hay que creer en las encuestas, el país podría despertar mañana con una supermayoría laborista lista para ejercer su poder sin control”. Instó a los votantes a respaldar a los conservadores para limitar el poder de los laboristas.
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El Partido Laborista no ha acelerado el pulso con sus promesas de hacer crecer la lenta economía, invertir en infraestructura y hacer de Gran Bretaña una “superpotencia de energía limpia”.
Pero tampoco nada salió mal en su campaña. El partido se ha ganado el apoyo de grandes sectores de la comunidad empresarial y el respaldo de periódicos tradicionalmente conservadores, incluido el tabloide Sun, propiedad de Rupert Murdoch.
The Sun dijo en un editorial que “al arrastrar a su partido de nuevo al centro de la política británica por primera vez desde que Tony Blair ocupaba el número 10 (Downing St.), Sir Keir se ha ganado el derecho a hacerse cargo”, utilizando el título formal de Starmer, quien fue nombrado caballero.
El ex candidato laborista Douglas Beattie, autor del libro “Cómo gana el Partido Laborista (y por qué pierde)”, dijo que la “tranquila estabilidad” de Starmer probablemente concuerde con el estado de ánimo del país en este momento.
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Mientras tanto, los conservadores se han visto plagados de meteduras de pata. La campaña tuvo un comienzo desfavorable cuando la lluvia empapó a Sunak mientras hacía el anuncio afuera del número 10 de Downing St. Luego, Sunak regresó temprano a casa de las conmemoraciones en Francia que conmemoraban el 80 aniversario de la invasión del Día D.
Varios conservadores cercanos a Sunak están siendo investigados por sospechas de que utilizaron información privilegiada para realizar apuestas sobre la fecha de las elecciones antes de su anuncio.
Todo esto ha hecho que a Sunak le resulte más difícil deshacerse de la mancha del caos político y la mala gestión que se ha acumulado en torno a los conservadores desde que el entonces primer ministro Boris Johnson y su personal celebraron fiestas para violar el confinamiento durante la pandemia de COVID-19.
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La sucesora de Johnson, Liz Truss, sacudió la economía con un paquete de drásticos recortes de impuestos y duró sólo 49 días en el cargo. Existe una insatisfacción generalizada por una serie de cuestiones, desde un sistema de atención de salud pública que chirría hasta una infraestructura en ruinas.
Pero para muchos votantes, la falta de confianza se aplica no sólo a los conservadores, sino a los políticos en general. El veterano agitador de la derecha, Nigel Farage, saltó a esa brecha y llamó la atención con su retórica antiinmigración.
Los centristas Liberales Demócratas y el ecologista Partido Verde también quieren atraer a los votantes descontentos.
“No sé quién es mejor para mí como persona trabajadora”, dijo Michelle Bird, una trabajadora portuaria en Southampton, en la costa sur de Inglaterra, que estaba indecisa sobre si votar por los laboristas o por los conservadores. “No sé si es el diablo que conoces o el diablo que no conoces”.
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