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La extracción de gas en la isla de Borkum genera disputa en Alemania

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La multinacional holandesa quiere explorar gas natural en una región cercana a un sitio declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. El proyecto genera divisiones en el gobierno alemán y es criticado por los ecologistas. Cualquiera que mire al horizonte desde la playa de Borkum, la isla favorita de los alemanes, puede ver el inicio de la construcción de una plataforma en el Mar del Norte. Es desde este lugar donde la multinacional One-Dyas, de Holanda, planea extraer gas natural.




Yacimiento de gas holandés cerca de la isla de Borkum, Alemania, provoca protestas

Foto: DW / Deutsche Welle

El punto de extracción se encuentra en territorio holandés, justo al otro lado de la frontera con Alemania. Los pozos de perforación se realizarán a una profundidad de tres kilómetros y medio. El gas circulará por su propio gasoducto y se distribuirá en los Países Bajos. El país quiere iniciar la exploración en la plataforma Feld N05A a finales de este año.

Sin embargo, en Alemania el plan causó revuelo, porque los holandeses también planean extraer gas de las profundidades del mar en territorio alemán. Inicialmente, el proyecto contó con la luz verde de las autoridades del estado alemán de Baja Sajonia, donde se encuentra la isla de Borkum.

Pero el alcalde de Borkum, Jürgen Akkermann, dijo que tiene intención de revisar el plan. Teme los impactos que la extracción pueda tener en la isla, un lugar que atrae turistas por su belleza natural. Borkum está en medio del Mar de Wadden, declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.

¿Es más sostenible el gas de fuentes locales?

La Secretaría de Economía de Baja Sajonia afirma que Alemania y los Países Bajos dependerán del gas como fuente de energía durante los próximos 20 años, aunque su extracción será perjudicial para el clima a largo plazo, afirmando que sería más sostenible extraerlo de fuentes locales, que importarlo en camiones cisterna desde países lejanos.

Aunque la empresa holandesa cuenta con el pleno apoyo del nuevo gobierno de derecha de los Países Bajos, la decisión final entre los alemanes recae en el Ministro de Economía y Energía, Robert Habeck, del Partido Verde.

Si el proyecto se aprueba, Alemania y los Países Bajos tendrán que firmar un acuerdo de cooperación. Sin embargo, Habeck está esperando su momento. Para el ministro, el proyecto no es fundamental para el suministro energético de Alemania. También está a la espera de posibles novedades jurídicas que podrían derivarse de la actuación de las asociaciones de protección del medio ambiente, que pretenden llevar el proyecto a los tribunales.

El experto en clima de la ONG medioambiental Greenpeace, Martin Kaiser, dijo a DW que los ministros responsables y la canciller federal alemana en Berlín deberían dar máxima prioridad al proyecto. “Si realmente llegan a un acuerdo con los Países Bajos para explorar yacimientos de gas en la región, estarán en el lado equivocado de la historia en la crisis climática. Alemania no necesita más gas, las perforaciones no están en consonancia con los objetivos climáticos internacionales y las protestas masivas en su contra demuestran que la gente no lo quiere”, argumenta.

Un panorama energético completamente nuevo

La disputa por el gas muestra cómo el suministro energético de Alemania ha cambiado drásticamente en sólo dos años y medio. En enero de 2022, el país todavía importa casi 6.000 gigavatios hora de gas. La mayor parte procede de Rusia, seguida de Noruega, Bélgica y los Países Bajos.

Dos años más tarde, Alemania importa sólo 2.000 gigavatios-hora de gas, un reflejo de la invasión rusa de Ucrania, que provocó el corte del suministro de gas por parte de Rusia.

Noruega es ahora el principal proveedor alemán, seguida de Bélgica y los Países Bajos. Alemania también importa gas natural licuado (GNL) de Estados Unidos, para lo cual se han construido terminales flotantes para descargar buques cisterna.

Antes del ataque ruso a Ucrania, durante décadas Alemania no había considerado explotar sus fuentes locales de gas. El gas llegaba de Rusia de forma fiable y económica. Por lo tanto, los proyectos de extracción nacional fueron rechazados, incluso por los partidos conservadores. La asociación con los propios Países Bajos había sido rechazada durante años.

Ahora, para el líder del partido conservador Unión Demócrata Cristiana (CDU) en el Parlamento alemán, Jens Spahn, Alemania debería independizarse más de otros países en el suministro de energía. En una entrevista con el periódico Tagesspiegel, criticó lo que llamó el “doble rasero” adoptado por el Partido Verde y el Partido Socialdemócrata de Alemania (SPD). Según él, es contradictorio que Alemania importe gas natural licuado de EE.UU., energía nuclear de Francia y al mismo tiempo combata “un pequeño y productivo yacimiento de gas local”.

En Berlín, sin embargo, tanto el canciller federal alemán, Olaf Scholz, del SPD, como el ministro de Finanzas, Christian Lindner, del Partido Liberal Democrático (FDP), estarían a favor del proyecto. Scholz dijo a una estación de radio alemana que suponía que la exploración debería comenzar pronto. “Hay autorizaciones por parte holandesa. Hay autorizaciones por parte alemana”, afirmó. Para él, es poco probable que el proyecto no se lleve a cabo.

Manifestaciones en Berlín

Habeck cuenta actualmente con el apoyo de su colega de partido, la ministra de Medio Ambiente, Steffi Lemke. “Me preocupa la posible producción de gas cerca del sensible Parque Nacional del Mar de Wadden en términos de protección marina. El Mar del Norte ya está sobreexplotado y cualquier instalación industrial adicional en el mar representa un riesgo para los animales y las plantas marinas”, afirmó.

Esta es también la opinión de los grupos ecologistas que a principios de esta semana se manifestaron contra el proyecto ante el Ministerio de Economía en Berlín. En Borkum también se están produciendo protestas contra el plan de extracción de gas de la isla.



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