La primera medalla olímpica de Santa Lucía llegó en poco más de diez segundos (10,72). Julien Alfred lo consiguió este sábado, en la final olímpica de 100 metros, convirtiéndose en la mujer más rápida del planeta. Un oro sorprendente que dejó atrás a la gran favorita, la estadounidense Sha’Carri Richardson, que llegaba como líder del año y campeona del mundo.
Alfred, de 23 años, era considerado un posible medallista, pero sorprendió con un nuevo récord nacional, pese a la lluvia que volvió al Estadio de Francia mientras se desarrollaba la competición.
Al final, no pudo ocultar su emoción: “Crecí en el campo, sin zapatos para ponerme, corriendo descalza”, recuerda.
Sha’Carri Richardson fue segunda, con 10,87 segundos, fracasando en la misión de devolver a Estados Unidos a lo más alto del podio, que sigue eludiendo a los estadounidenses desde 1996.
Ya se preveía que los últimos cuatro títulos olímpicos de Jamaica no tendrían sucesor, y la última que se resistió fue Shelly-Ann Fraser-Pryce, quien ayer no se presentó al partido de semifinales; supuestamente, los guardias de seguridad no le permitieron entrar al estadio. en una situación que dará que hablar, aunque hay otra versión que señala una lesión durante el calentamiento por la no presencia del jamaicano en pista.
La veterana velocista de 37 años, ya dos veces campeona, había anunciado que estos serían sus quintos y últimos Juegos Olímpicos, para buscar un nuevo podio: en las cuatro ediciones anteriores siempre había ganado una medalla.
El desastre total de Jamaica comenzó hace tres meses, cuando la dos veces campeona Elaine Thompson anunció que no asistiría a los Juegos. Y se hizo aún más pronunciado en París, con Shericka Jackson renunciando al hectómetro para centrarse en los 200 metros.
Sólo una jamaicana, Tia Clayton, estuvo en la final, quedando séptima y penúltima.
Detrás de Julien Alfred y Sha’Carri Richardson, en el podio, quedó Melissa Jefferson, de Estados Unidos, con 10,92s. Lusa