“Por qué nos quedamos ciegos, no lo sé, tal vez algún día sepamos la razón. ¿Quieres que te diga lo que pienso? Dime, no creo que nos quedáramos ciegos, creo que son ciegos, ciegos que ven, ciegos que viendo no ven”, escribió José Saramago en la última página del ensayo sobre la ceguera. Pues bien, el largo proceso que nos llevó a la falta estructural de docentes dio señales de ceguera, de una ceguera que al ver insistía en no querer ver. Ahora, el gran desafío es ver el pasado, revertir los cambios que nos empujaron hasta aquí y continuar por el universo de la incertidumbre.
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