El ministro de Cultura italiano, Gennaro Sangiuliano, dimitió el viernes después de que una controversia sobre el papel asesor de su ex amante se convirtiera en una vergüenza para el gobierno de la primera ministra Giorgia Meloni.
Sangiuliano, ex periodista de 62 años, se enfrenta a un escándalo desde que la autoproclamada empresaria de la moda María Rosaria Boccia afirmó el mes pasado que había sido nombrada “asesora del Ministro para los grandes acontecimientos”.
El Ministerio de Cultura negó inicialmente este nombramiento, pero Sangiuliano explicó más tarde que había aceptado contratarla como consultora no remunerada antes de cambiar de opinión por un conflicto de intereses.
“Considero necesario, para las instituciones y para mí, presentar mi dimisión”, declaró Sangiuliano en la carta del viernes dirigida al Primer Ministro, defendiendo su actuación y negando cualquier violación de las normas ministeriales.
En una emotiva entrevista en horario de máxima audiencia el miércoles, Sangiuliano reconoció que Boccia había sido su amante, se disculpó con su esposa y con Giorgia Meloni y dijo que el primer ministro había rechazado su primera propuesta de renuncia.
El caso dominó las portadas y generó comparaciones con escándalos sexuales y políticos del pasado, incluidas las infames fiestas nocturnas “bunga bunga” organizadas por el ex primer ministro Silvio Berlusconi.
En las últimas semanas, Boccia llenó su cuenta de Instagram con fotografías de él acompañando a Sangiuliano en diversos eventos públicos y mostrando que tenía acceso a oficinas y documentos del ministerio.
Angelo Bonelli, líder del partido opositor Europa Verde, presentó esta semana una denuncia ante la policía, instándola a investigar al ministro por posible malversación de fondos públicos y divulgación de información confidencial.
El Tribunal de Cuentas italiano también está analizando el caso, dijeron el viernes sus representantes. Sangiuliano, que ha afirmado repetidamente que “ni un solo euro” de dinero público se gastó en Boccia, reaccionó diciendo que le daría la oportunidad de aclarar su posición.
Meloni describió a Sangiuliano en la red social X como una “persona capaz y un hombre honesto”. Para sustituirlo, eligió a Alessandro Giuli, director del museo de arte contemporáneo MAXXI, de Roma, y ex periodista.
Fue el primer cambio en su gobierno de coalición de derechas, que actualmente preside el foro de las principales democracias del G7 y que, en los últimos dos años, se ha mostrado sólido, con altos niveles de popularidad y frente a una oposición dividida. .
Sangiuliano era políticamente cercano a Meloni, pero no era miembro de su partido. Era un ministro propenso a las meteduras de pata: había dicho, por ejemplo, en una ceremonia de entrega de premios, que “intentaría leer” los libros que, como miembro del jurado, ya debería haber leído.
