En un mundo donde la economía global cambia constantemente, la educación financiera se ha convertido en una habilidad esencial. En Portugal, la situación es particularmente preocupante, dada la baja tasa de educación financiera entre la población. Según un estudio de la Comisión Europea, Portugal fue considerado el segundo peor país de la Unión Europea en términos de conocimientos financieros. Esta realidad pone de relieve la urgente necesidad de mejorar la educación financiera en nuestro país para garantizar un futuro más próspero y estable.
La educación financiera se define como el conocimiento y la comprensión de conceptos financieros que permiten a las personas tomar decisiones informadas sobre la administración de su dinero. Incluye habilidades como hacer presupuestos, ahorrar, invertir y comprender los productos financieros. En la sociedad contemporánea, donde las decisiones financieras pueden tener consecuencias a largo plazo, la educación financiera es crucial para una ciudadanía plena.
Los datos disponibles son alarmantes. Según una encuesta realizada por el Banco de Portugal en colaboración con la Comisión del Mercado de Valores (CMVM) y la Autoridad de Supervisión de Seguros y Fondos de Pensiones, sólo alrededor de la mitad de los portugueses saben qué son las acciones o MBWay, y un número aún menor conoce los fondos de inversión y microcréditos. Esta falta de conocimiento impide que la población aproveche plenamente los beneficios de los productos financieros disponibles.
Otro dato preocupante es que la mayoría de los jóvenes de entre 16 y 24 años valoran más las opiniones de familiares y amigos y la información obtenida a través de las redes sociales a la hora de elegir productos financieros. Este enfoque puede resultar problemático, ya que estas fuentes a menudo no tienen el conocimiento adecuado para brindar un asesoramiento correcto.
Para afrontar estos desafíos, es imperativo invertir en educación financiera desde una edad temprana. La inclusión de la educación financiera en los planes de estudios escolares y universitarios es una medida necesaria. La organisacion de Talleres de trabajo con la participación de tutores y la celebración de concursos escolares puede estimular el interés de los estudiantes. La integración curricular de temas financieros en materias obligatorias puede dotar a los estudiantes del conocimiento necesario para tomar decisiones financieras informadas. Además, las certificaciones y programas extracurriculares acreditados pueden aumentar la adhesión de los jóvenes a estas iniciativas, promoviendo un mayor rigor científico y organizacional.
Para la educación primaria y secundaria, es esencial organizar Talleres de trabajo que involucran tanto a estudiantes como a padres, creando un ambiente de aprendizaje colaborativo. Además, los concursos escolares, distritales y nacionales pueden fomentar el interés en el tema a través de concursos en asociación con instituciones financieras. Otra medida importante es hacer obligatoria la materia de Ciudadanía (incluidos temas de educación financiera).
En la educación superior se deben ofrecer unidades curriculares opcionales en educación financiera, accesibles a estudiantes de todas las áreas. La realización de programas extracurriculares acreditados y/o certificados también puede aumentar la participación de los estudiantes, promoviendo un mayor rigor científico y organizativo. Además, crear proyectos de tutoría y consultoría financiera, en los que estudiantes más experimentados actúen como mentores de colegas más jóvenes, puede ser una excelente manera de compartir conocimientos sobre gestión financiera.
La educación financiera es una habilidad esencial en la sociedad contemporánea. Mejorar los niveles de educación financiera no es sólo una cuestión de enriquecer las vidas individuales, sino también de fortalecer la economía nacional.