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Cartas al director

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¿Terremoto, incendios o SNS?

El miércoles 28 de agosto de 2024, las Cartas al director elegidas y publicadas en PÚBLICO eran monotemáticas: el terremoto sentido en Lisboa y sus alrededores dos días antes. Seamos honestos, todos los medios abrieron con la misma noticia, invitaron a expertos y comentaristas, y una vez más en agosto, ante el desastre o su eventualidad, hablamos y escribimos sobre prevención, planificación, infraestructura y reformas que debieron haberse hecho durante el invierno. Pero los portugueses saben muy bien lo que pasó en los veranos pasados ​​y, aceptando inevitablemente su suerte, ya cuentan con urgencias cerradas y fuegos artificiales durante las próximas vacaciones. Por el contrario, noticias de un nuevo terremoto, o peor aún, de uno nuevo el 1 de noviembre de 1755 que sólo estará en el Museo del Sismo, porque la prevención, la planificación y la infraestructura seguramente no nos servirán.

Miguel Guerra, Villa Nueva de Gaia

Francia: 1981 y 2024

En 1981, el socialista François Mitterrand, en alianza con un fuerte Partido Comunista (entre el 20% y el 25% en varias elecciones) y con vínculos con la URSS (potencia nuclear), fue elegido Presidente con un Programa Común de “ruptura con el capitalismo”. Las 110 medidas que presentó tenían un claro tinte radical. Francia ha cambiado… democráticamente. La receta de la Unión de Izquierdas demostró problemas. Fueron corregidos, surgieron nuevas ideas. Mitterrand sigue siendo el único RP que ha servido dos septenatos en el Elíseo.

¿Qué pasó para que hoy el Nuevo Frente Popular sea acusado de “extremista”? Y para que uno de sus componentes una socialdemocracia de izquierda, sin la lista de compromisos del viejo PCF (que tenía ministros en los gobiernos) ser visto como un hombre del saco? El programa de Mitterrand no era menos “radical” que el del NFP. Y Francia Insumisa, con algunas posiciones controvertidas, está lejos de representar un desafío a la democracia liberal del calibre de un PCF histórico.

Macron desacredita la democracia liberal como sistema de alternativas pacíficas. La rotación de figuras políticas sin una distinción programática clara alimenta el rechazo populista del “sistema”. Y no es sólo en Francia…

Rui Graça Feijó, Moledo

Conclusión “conversa”

Artículo de ayer de la “novela” de la columnista de PÚBLICO Carla Castro “Vivimos más, pero vivimos mal” es un presagio de “astucia” al escribir para, a partir de datos fácticos y estadísticos, llegar a su mensaje ideológico, distorsionando el primero. Que la esperanza de vida media ha mejorado en Portugal es cierto, como también lo es el hecho de que la esperanza de vida saludable en esa mejora es menor. Que, según añadió, hay dos factores decisivos en estas diferentes mejoras política de salud y política de desarrollo Es la misma verdad (aunque, “curiosamente”, como economista, no hablo de crecimiento…).

“Inteligentemente”, pero siempre con un objetivo táctico, encuentra una sigla para el Servicio Nacional de Salud, pero la esconde en el Sistema, porque sería demasiado culpar sólo al primero. Y luego vienen las conclusiones: “vivir mal” (sic) se debe a la “política sanitaria” como si esa morbilidad tan variable por edades fuera el diseño de la “atención médica” y… la disminución exponencial de la mortalidad infantil se debiera a la “política general de desarrollo”. Si este último incluye atención neonatal especializada ¿No cuentan los profesionales de la “atención médica” de la “política sanitaria”? –, tal vez sería más auténtico que la artificial “separación de aguas” que ideológicamente conviene, o si el columnista, además de “economista y gestor”, no fuera un político… liberal. Ah, ¿y entonces para el llamado “vivir mal”, la vivienda, la familia, el apoyo social y tantos otros factores no cuentan como agravante?

Fernando Cardoso Rodrigues, Oporto



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