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Cartas al director

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El Olimpo cada vez más alto

Si los resultados olímpicos están vinculados a la promoción del deporte en un país, aparentemente Portugal no tiene aura en este ámbito. Sin embargo, la realidad nos muestra que cada vez hay más jóvenes que se dedican a una oferta cada vez más diversa de deportes. ¿Por qué esto no se refleja más claramente en las competiciones internacionales? La alta competición está cada vez más en sintonía, por lo que el mínimo desliz empuja inmediatamente al atleta detrás de las marcas deseadas. Entre otros errores que no deben pasarse por alto, se pueden contar los siguientes: falta de tradición deportiva generalizada y diversificada, falta de aplomo, motivación y concentración en las prácticas deportivas escolares, falta de apoyo a los atletas seleccionados para el alto rendimiento, atención demasiado centrada en la mayoría tradicional de modalidades.

José M. Carvalho, Chaves

Medallas, países y Portugal

Los Juegos Olímpicos de París 2024 dicen mucho sobre los países que más medallas han ganado. Si revisamos y prestamos atención, encontramos que en el “top ten” de ganar más medallas, ya sean de oro, plata o bronce, aparecen los países más desarrollados del planeta, países con un nivel de vida considerable, cuyos regímenes son basadas en democracias liberales, excepto China, que se proclama comunista (y lo es, de hecho), pero que se ha embarcado en el llamado “comunismo capitalista”.

Ya sea mediante el rigor musculoso de su política de partido único que reprime la disidencia y no respeta los derechos humanos, ya sea mediante la organización meticulosa de un trabajo serio y fructífero, o mediante el culto a la personalidad en la figura del “Gran Líder” Xi Jinpin – a pesar de que Xie Chuntao, director del departamento académico de la Escuela Central del partido, afirme que el “respeto y amor” que los chinos sienten por Xi es “natural y sincero” –lo cierto es que la poderosa China comunista, en los distintos modalidades olímpicas, ha ganado muchas medallas, quedando en primeros, o en los primeros lugares. ¿Y nuestro Portugal? A medalha – ou presumíveis medalhas – que viermos a conquistar reflecte, em certa medida, o país que somos: o país que continua a “marcar passo”, o país da gabarolice que só “vê” Ronaldo (em fim de vida futebolística) e poco más. ¡Qué vergüenza y miseria para nuestra participación en estos Juegos Olímpicos!

António Cândido Migueéis, Vila Real

Aversión al tren

Leo con placer (cosa que no siempre ocurre) la crónica de JM Tavares sobre el “desastre ferroviario” que diferencia a Portugal del resto de Europa. El desastre comenzó a mediados de los años 80, cuando se descubrió que la carretera brindaba más y mejores oportunidades de negocio. Desde entonces, todos los gobiernos, sin excepción, han colaborado en crear lo que tenemos hoy: el aislamiento ferroviario en términos internacionales y la reducción al mínimo (de hecho, poco atractivo) de las conexiones internas. Levantar los rieles fue una tarea apresurada, antes de que cambiara la marea. Una ciudad como Viseu, que era cabecera de dos líneas (recorrido reducido), quedó en manos de los autobuses. En otros países incluso se mantienen líneas desactivadas por diversos motivos, pero aquí la aversión municipal a los trenes no lo respalda. Sin embargo, se pretende –con sucesivos “planes”–, como ha demostrado JM Tavares, que exista un compromiso político con la recuperación y modernización del que es el medio de transporte público terrestre más frecuentado de toda Europa. De lo que se habla es de alta velocidad, pero, ante todo, hay que cuidar una velocidad decente.

António Monteiro Fernandes, Lisboa

Lo que pasa en Inglaterra se esperaba

Cuando los últimos gobiernos ingleses se centraron en la entrada ilegal al país, no en solucionar el problema sino en el puro y duro castigo a quienes intentaban llegar, pactando con Ruanda en la deportación de inmigrantes, estaban sembrando lo que está pasando. Crearon odio contra cualquiera que llegara, que era exactamente lo que querían los radicales de extrema derecha. Hoy el odio está instalado y los ingleses, como los franceses, olvidan que, si no fuera por gente de otros países más pobres, ni Inglaterra ni Francia serían lo que son hoy. Inglaterra puede estar cosechando lo que sembró sin darse cuenta. El respeto por los demás no puede terminar. Espero que lo que está pasando en Inglaterra sea una lección para nosotros. La extrema derecha nunca está contenta hasta que logra establecer una dictadura más o menos fascista. Se requiere mucha atención.

Manuel Morato Gomes, Dama de la Hora



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