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Alexandre do Nascimento, de sacerdote subversivo en el Estado Novo a único cardenal en Angola

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D. Alexandre do Nascimento, único cardenal de la Iglesia católica angoleña, falleció este sábado, en la capital de Angola, a la edad de 99 años. El arzobispo emérito de Luanda, que dimitió del gobierno pastoral de la archidiócesis en 2001, fue elogiado este domingo por el jefe de Estado angoleño, João Lourenço, que habló de la “grandeza” de su camino y de la “nobleza de la causa general”. defendió durante toda la vida la de difundir el bien”. Marcelo Rebelo de Sousa, que fue su colega en la Facultad de Derecho, evocó la “vida muy intensa” de este “teólogo, filósofo y humanista”.

D. José Manuel Imbamba, presidente de la Conferencia Episcopal de Angola y Santo Tomé (CEAST), en declaraciones En declaraciones a Vatican News, se refirió al profundo legado que el cardenal, nacido en Malanje el 1 de marzo de 1925, deja en Angola, como hombre de caridad y de promoción de la paz y la reconciliación.

Alexandre do Nascimento fue “un hombre de gran fe”, alguien que “amaba Angola y a los angoleños y, incluso en su vejez, nunca dejó de recordarnos este detalle”, afirmó el presidente de la CEAST. En la Misa de Acción de Gracias en la Catedral de Luanda en 2015, con motivo de su 90 cumpleaños, D. Alexandre do Nascimento, dijo, transmitiendo su testimonio a los jóvenes: “Nosotros, los mayores, a veces sufrimos lágrimas de sangre , pero todo fue poco porque es poco por el amor que tenemos a esta querida madre que es nuestra Angola”.

En 2023, cuando el Vaticano celebró su 40º aniversario cardenalicio, destacó la serenidad, la bondad y la alegría interior de D. Alexandre do Nascimento que le habían permitido a lo largo de su vida afrontar las adversidades con valentía y fuerza. En Angola, provincia de ultramar de la dictadura del Estado Novo, que lo consideró subversivo y lo exilió durante una década en Lisboa, y en el país independiente, lidiando con la guerra civil (incluso fue secuestrado por la UNITA) y el régimen de José Eduardo. Dos Santos.

Profesor de Teología Dogmática en el Seminario Mayor de Luanda en los años 1950, redactor jefe del periódico católico El Apostoladopredicador en la Catedral entre 1956 y 1961, llamó la atención D. Alexandre do Nascimento. Sus intervenciones en defensa de los derechos humanos y del trato digno a los trabajadores acabarían provocando que se le implicara en el llamado “Proceso de los Curas”, que supuso el endurecimiento político del Gobierno de António Salazar en relación a una parte de la Iglesia católica considerada subversiva.

Entre el grupo de sacerdotes católicos y pastores protestantes nacionalistas silenciados por la dictadura, mediante deportaciones, encarcelamientos y difamaciones, se vio obligado a fijar su residencia en la metrópoli al comienzo de la guerra civil en Angola, en 1961. Allí pasaría los los próximos diez años, habiendo aprovechado la oportunidad de estudiar Derecho, cruzándose con Marcelo Rebelo de Sousa en los bancos de la universidad.

El Presidente evocó ahora con “gran nostalgia” el nombre de “su antiguo colega de la Facultad de Derecho”, en una pequeña nota en el sitio de la Presidencia. Para Marcelo Rebelo de Sousa, D. António do Nascimento fue “una notable personalidad angoleña y figura de la Iglesia católica”, un “teólogo, filósofo y humanista” que “nos dejó después de una vida muy intensa de casi un siglo”.

Vítor Ramalho, secretario general de la Unión de Capitales de Habla Portuguesa (UCCLA), también recordó a su “colega que siempre apoyó a todos en la Facultad de Derecho”. Y, en el mensaje que envió a D. José Manuel Imbamba, recordó “al luchador” por Angola y su pueblo. “Fue una referencia, nos hizo amigos íntimos personalmente, también en nuestro deseo de recuperar nuestra libertad”, añadió.

Ordenado sacerdote en 1952 y elevado a obispo pocos meses antes de la independencia de Angola (en agosto de 1975), Alexandre do Nascimento fue nombrado cardenal por el Papa Juan Pablo II en 1983, lo que lo convirtió hasta ahora en el miembro de mayor edad del Colegio Cardenalicio. En los dos cónclaves que eligieron a Benedicto XVI y a Francisco, pero sin derecho a voto por tener más de 80 años, el arzobispo emérito de Luanda siguió siendo el único angoleño que vistió el hábito cardenalicio.

“Las gestas del siervo de la Iglesia y de la nación que hoy nos deja se perpetuarán a lo largo de las generaciones, como confirmación de la grandeza de su camino y de la nobleza de la causa general que defendió durante toda su vida: la de difundir el bien” , escribió el jefe de Estado angoleño, João Lourenço, en su mensaje de condolencias.



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