“Talk to Me” fue el primer largometraje de los directores Danny y Michael Philippou. Se trataba de una joven llamada Mia (Sophia Wilde) cuya madre se quitó la vida dos años antes. Mia vive con su padre, pero pasa muchas noches con su mejor amiga Jade (Alexandra Jensen), a la deriva y todavía con dolor.
Una noche, en una fiesta, le presentan un juego de mesa verdaderamente surrealista. Uno de los invitados ha traído una mano de cerámica, doblada en posición de apretón de manos. Los orígenes reales de la mano son oscuros, pero se dice que está maldita o embrujada. Cuando uno enciende una vela, toma la mano y susurra “Háblame”, el fantasma de una persona muerta al azar aparecerá frente a ellos. Si además añaden “Te dejo entrar”, el fantasma los posee, permitiéndoles enloquecer por unos momentos. Si la vela se apaga antes de que transcurran 90 segundos, el fantasma sale de su cuerpo y caen en un estado de euforia regocijada. Mia y sus amigas se turnan para ser poseídas con la misma naturalidad con la que se fuma una pipa.
Mia está ansiosa por hablar con su madre fallecida, por supuesto, pero en el transcurso de “Háblame” aprendemos que los fantasmas que se te aparecen no siempre son honestos y a menudo causan alucinaciones y delirios. Naturalmente, uno de los invitados a la fiesta se aferra a su fantasma demasiado tiempo y Mia entra en una espiral de depresión y miseria de la que quizás no pueda escapar.
Es una premisa aterradora, pero también es realista y honesta sobre el trauma, la tristeza desesperada y las dificultades financieras. “Talk to Me” fue reseñada por 294 críticos y recibió críticas positivas de LA Times, The Observer, RogerEbert.com y The Wrap.
