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Los arrestos de un padre y un hijo en Toronto, acusados de estar en las últimas etapas de planear un ataque terrorista inspirado por ISIS, plantean serias dudas sobre el proceso de investigación por parte del gobierno federal al admitir a recién llegados a este país.
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Ahmed Fouad Mostafa Eldidi, de 62 años, y su hijo, Mostafa, de 26, fueron arrestados al norte de Toronto la semana pasada. El padre fue acusado de agresión agravada relacionada con un incidente que supuestamente tuvo lugar fuera de este país en 2015.
Según Global News, el cargo del padre surge de un vídeo publicado por ISIS, que supuestamente lo muestra desmembrando a un prisionero con una espada.
La RCMP dice que la pareja también se encontraba supuestamente en una “etapa avanzada” de planificación de un ataque serio contra un objetivo en este país en nombre de ISIS, aunque la policía no reveló quién o qué era ese objetivo potencial.
Aparte del cargo relacionado con el presunto incidente fuera de Canadá, el padre enfrenta otros cuatro cargos, incluida la posesión de un hacha con fines terroristas. El hijo enfrenta cuatro cargos relacionados con el terrorismo, incluida la presunta posesión de un machete.
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Si bien la policía dice que ambos son ciudadanos canadienses, Global News dice que el hijo no tiene ciudadanía, lo que plantea la pregunta de cómo se le otorgó la ciudadanía a su padre después de que salió a la luz el video de ISIS.
Los tribunales decidirán sobre su culpabilidad o inocencia, pero es justo plantear preguntas sobre cuánta investigación se realiza con los recién llegados a este país.
Érase una vez, el derecho a inmigrar a Canadá se consideraba un gran honor y un inmenso privilegio. Los posibles inmigrantes se enfrentaron a rondas de entrevistas y verificaciones de antecedentes para garantizar que estuvieran motivados y fueran respetuosos de las leyes, la cultura y las tradiciones de esta gran tierra.
En los últimos años, el gobierno del primer ministro Justin Trudeau ha abierto las compuertas a millones de recién llegados, incluidos residentes temporales y aquellos con visas de estudiantes. Es difícil ver cómo el gobierno les sigue la pista. ¿Cuántos otros Eldidis hay en este país?
Alguna vez tuvimos un sistema de inmigración que era solidario y sensato. Ahora es una batalla campal, donde la gente puede pasar desapercibida o pasar las puertas a escondidas.
Es hora de restaurar la cordura y devolver a sus países de origen a quienes abusan de las libertades que ofrece este país.
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